En una jornada llena de tensión, Venezuela celebró el domingo elecciones municipales en las que el oficialismo buscaba posicionarse con las 335 alcaldías del país, en un escenario prácticamente sin competencia real.
La votación se desarrolló en medio del silencio ciudadano y una notoria falta de información, muchos aseguraron que ni siquiera sabían que había elecciones, mientras que sectores opositores consideraban irrelevante participar en un proceso cuyo resultado, según afirman, ya estaba decidido de antemano.
Estos comicios se producen justo antes del aniversario de la controvertida reelección del presidente Nicolás Maduro en julio de 2024. Aquel proceso fue cuestionado por no haber publicado el escrutinio detallado, una obligación legal que el Consejo Nacional Electoral, señalado por su cercanía al chavismo, no cumplió.
Dos meses después, el chavismo se adjudicó 23 de las 24 gobernaciones del país y casi la totalidad de los escaños de la Asamblea Nacional, en la antesala de una posible reforma constitucional impulsada por el propio Maduro para 2025.
Actualmente, el oficialismo controla 212 alcaldías, incluida la del municipio de Caracas, donde se encuentran las sedes de los principales poderes del Estado.
Pese a esto, una fracción disidente de la oposición decidió presentar candidatos en varias localidades, incluso en tres de los cinco municipios que conforman el área metropolitana de Caracas, donde aún conservaban cierta presencia institucional.