Una fuerte tormenta de arena cubrió la provincia de Al-Anbar, en el oeste de Irak, reduciendo la visibilidad a menos de un kilómetro y complicando la movilidad en la región. El fenómeno, impulsado por fuertes vientos y condiciones secas, ha obligado a las autoridades a emitir advertencias a la población para evitar viajes innecesarios y utilizar protección como mascarillas y gafas para prevenir problemas respiratorios.
La tormenta, que se espera continúe en los próximos días con desplazamientos hacia el norte del país, es parte de una tendencia creciente de eventos climáticos extremos en Irak, intensificados por la desertificación y el cambio climático. Estas condiciones están aumentando tanto en frecuencia como en severidad, poniendo en riesgo la salud pública y las infraestructuras locales.
Además de los riesgos a la salud, las tormentas de arena en la región afectan significativamente la economía local, interrumpiendo las actividades comerciales y el transporte. La baja visibilidad ha provocado retrasos en vuelos y dificultades en las rutas terrestres, afectando el comercio y la vida diaria de miles de personas.
Las autoridades meteorológicas han advertido que, sin medidas urgentes para mitigar estos impactos, las tormentas de arena seguirán representando una amenaza cada vez mayor para Irak en los próximos años.