El presidente Donald Trump estaría por firmar una orden ejecutiva que permitiría a Estados Unidos involucrarse directamente en el conflicto entre Israel e Irán, según se filtró desde altos funcionarios del gobierno. Sin embargo, horas después, la Casa Blanca rectificó: Washington no participará en operaciones ofensivas ni brindará asistencia militar directa a Tel Aviv, a menos que Irán ataque objetivos estadounidenses. La confusión se desató tras la sorpresiva salida del presidente Trump de la cumbre del G7 en Canadá, donde se esperaba su participación hasta el cierre del evento.
La secretaria de prensa Karoline Leavitt confirmó que el mandatario se retiró tras la cena de líderes del lunes, alegando la urgencia de la situación en Medio Oriente. La partida interrumpió los debates multilaterales sobre economía global, comercio y cambio climático, y generó tensiones entre las delegaciones.
Trump, en declaraciones posteriores, instó a evacuar de inmediato la ciudad de Teherán y aseguró que Irán “no puede tener un arma nuclear”. Sus palabras fueron interpretadas por analistas como una presión diplomática directa, pero también avivaron el temor de una escalada bélica en la región.
Mientras tanto, el Consejo de Seguridad Nacional estadounidense permanece en alerta máxima, operando 24/7 desde el inicio de las operaciones israelíes en territorio iraní. Si bien Estados Unidos ha cooperado con Israel en términos defensivos y de inteligencia, altos funcionarios aclararon que no se sumará a la ofensiva militar a menos que se registre una agresión directa contra ciudadanos o intereses estadounidenses.