El presidente Donald Trump arremetió públicamente contra los jueces que inicialmente bloquearon su decisión de imponer nuevos aranceles, acusándolos de actuar movidos por un supuesto “odio hacia Trump” y de estar “destruyendo el país”.

En una publicación extensa en su red social Truth Social, celebró que un tribunal de apelaciones haya suspendido de forma cautelar ese fallo adverso, mientras cuestionaba duramente la legitimidad y motivaciones de los tres magistrados que lo firmaron, a pesar de que dos fueron nombrados por presidentes republicanos.

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Para Trump, este revés judicial no es solo un obstáculo técnico, sino una amenaza directa al poder presidencial. Además criticó con dureza que el fallo argumente que el Ejecutivo necesita del Congreso para implementar ciertos aranceles, considerando que este tipo de restricciones debilitarían la capacidad del presidente para actuar rápidamente en defensa de los intereses económicos de EE.UU.

A su juicio, dejar tales decisiones en manos del Legislativo equivale a paralizar la presidencia. “La terrible decisión afirma que necesitaría la aprobación del Congreso… ¡La Presidencia nunca volvería a ser la misma!”, escribió.

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Trump aprovechó la oportunidad para atacar a sectores de la derecha que, en teoría, deberían respaldarlo, cuestionando el papel de la Federalist Society, organización conservadora que recomendó jueces durante su mandato, y señaló directamente a Leonard Leo, una figura clave en esa red, acusándolo de traicionar los intereses del país.

La reacción del presidente refleja su creciente frustración ante los límites que le imponen las instituciones, incluso aquellas que él mismo ayudó a moldear, y ahora se oponen a la mayoría de leyes que Trump queire imponer.