¿Sabías que las imágenes virales al estilo Ghibli, entre otras modas, están consumiendo litros y litros de agua? Y es que lo que parece una simple moda en redes sociales podría estar drenando más recursos de los que imaginamos. Se los explicamos en la siguiente nota.
Un enorme monstruo sediento se está acabando el agua del planeta. Este tipo de ilustraciones han encendido las redes sociales.
Todo es generado mediante inteligencia artificial, a simple vista la dificultad mayor radica en saber expresar a la IA lo que se desea crear y en cuestión de minutos estará listo; sin embargo, crear un personaje basado en tus rasgos podría estarte matando… ¿Por qué?
Resulta que los servidores que se utilizan para este tipo de tecnologías son en realidad unos monstruos sedientos, máquinas que para crear una sola imagen pueden consumir entre 3 y 5 litros de agua, es decir, una cantidad incluso mayor a la que utiliza un ser humano para sobrevivir un día.
Si exponenciamos la tendencia es todavía más aterradora. La inteligencia artificial consumió en 5 días 216 millones de litros de agua, suficiente para abastecer de agua a 21.6 millones de personas durante los mismos 5 días. ¿Te imaginas lo que sucedería si 21.6 millones de personas no tuvieran agua durante 5 días? Morirían,
Estos modelos de IA están alojados en enormes centros de datos que necesitan disipar grandes cantidades de calor generado por chips de alto rendimiento. Para evitar el sobrecalentamiento, el método más eficiente es el enfriamiento por agua, donde el líquido recorre tuberías cercanas a los servidores, absorbe el calor y luego se evapora en torres de refrigeración.
Según expertos de la Universidad de California en Riverside, si esta tendencia continúa al ritmo actual, para 2027 el consumo de agua por parte de la industria de la IA podría alcanzar entre 4.200 y 6.600 millones de metros cúbicos de agua. Una cifra similar a la que necesita Dinamarca en todo un año. Mientras tanto, el costo ambiental sigue creciendo cada vez que alguien sube su retrato animado.
Quizá sea momento de preguntarnos: ¿Cuánto vale realmente cada una de esas mágicas imágenes que tanto compartimos?