Decenas de soldados y civiles murieron este miércoles durante una nueva jornada de enfrentamientos en la frontera entre Pakistán y Afganistán, que horas después acordaron un alto al fuego provisional de 48 horas en un intento por contener la escalada de violencia.
Fuentes oficiales de ambos países confirmaron los combates, que se desarrollan desde hace casi dos semanas en varios puntos de la línea divisoria. Las tensiones aumentaron luego de las explosiones registradas la semana pasada en Afganistán, incluidas dos en Kabul, que el gobierno talibán atribuyó a fuerzas paquistaníes.
En respuesta, el régimen afgano lanzó una ofensiva a lo largo de su frontera sur, lo que llevó a Islamabad a prometer una “respuesta contundente”.
Haji Jalid, comandante de batallón de la brigada fronteriza de los talibanes, declaró en pastún:
“Cuando Pakistán atacó Afganistán, el Ministerio de Defensa ordenó a nuestro ejército: ‘deben responder a este ataque’. Entonces, los muyahidines a lo largo de toda la frontera, desde la frontera con Irán hasta el corredor de Waján, lanzaron simultáneamente un contundente contraataque.”
Desde el distrito fronterizo de Spin Boldak, Ali Mohammad Haqmal, director de Información local, reiteró que Afganistán no busca provocar el conflicto:
“No queremos atacar ni invadir a nadie, pero si alguien nos ataca, responderemos de la misma manera que lo hicimos con la Unión Soviética y con Estados Unidos y la OTAN.”
Las relaciones entre Pakistán y Afganistán atraviesan una de sus etapas más tensas desde el regreso de los talibanes al poder en Kabul en 2021. Islamabad acusa al gobierno afgano de ofrecer refugio a militantes del Tehrik-i-Taliban Pakistan, grupo que comparte la ideología de los talibanes afganos y al que responsabiliza de la muerte de cientos de soldados paquistaníes en los últimos años.
Aunque la tregua temporal busca frenar los combates, las autoridades de ambos lados mantienen fuerzas desplegadas en la frontera, mientras crece la preocupación internacional por una posible escalada regional.