Serbia sigue hundida en una crisis social debido a señalamientos de corrupción por parte del gobierno central.

Casi 4 meses han pasado desde que cayó una marquesina de hormigón en una estación del tren en Novi Sad, matando a 15 personas e hiriendo a 30, pero para los habitantes de Serbia el dolor que causó la tragedia sigue a flor de piel.

Este miércoles las protestas desembocaron en un enfrentamiento entre policías y ciudadanos frente al edificio del Ayuntamiento de Kraljevo. La tensión se agravó por la noche, momento en el que se registraron empujones.

Desde el 1 de noviembre de 2024 se han mantenido las protestas masivas en contra del gobierno y que a la fecha han logrado la dimisión del primer ministro del país, Milos Vučević y del alcalde de Novi Sad, Milan Gjuriq; sin embargo grupos estudiantiles y organizaciones sociales mantienen el dedo en el reglón hasta eliminar lo que ellos consideran una corrupción endémica y piden que el presidente de Serbia y otras altos funcionarios abandonen sus cargos.

El gobierno serbio acusa a los manifestantes de trabajar para organismos externos que buscan desestabilizar el país y han advertido represalias.