Equipos de rescate trabajan contra el tiempo para encontrar sobrevivientes tras el devastador terremoto de magnitud 7,7 que sacudió Myanmar.
Han pasado alrededor de 72 horas desde el sismo, que derrumbó edificios y se sintió incluso en Bangkok, Tailandia, y en varias provincias chinas. Según las autoridades, más de 1.700 personas han perdido la vida, aunque los expertos advierten que la cifra podría aumentar en las próximas semanas.
El epicentro del terremoto fue en la región central de Sagaing, cerca de Mandalay, una ciudad con 1,5 millones de habitantes y sitios históricos importantes. La fuerza del sismo destruyó puentes, templos y edificios, dejando a miles de personas sin hogar.
En Bangkok, un rascacielos en construcción colapsó, causando la muerte de 17 personas y dejando decenas atrapadas bajo los escombros. Mientras tanto, equipos de rescate internacionales han comenzado a llegar a Myanmar tras una solicitud inusual de ayuda por parte del gobierno militar, entre ellos China que ya se sumó a la ayuda.
La situación es crítica, con miles de personas durmiendo en las calles por temor a nuevas réplicas. Naciones Unidas reportó daños en casi 1.700 casas, más de 600 monasterios y varias escuelas. Además, el colapso de un hospital en Naipyidó ha complicado aún más la emergencia. Imágenes satelitales revelan la magnitud del desastre, mostrando edificios y puentes destruidos.
Las autoridades continúan evaluando los daños mientras la población enfrenta una crisis humanitaria en medio de la inestabilidad política del país.