Rusia condenó enérgicamente los bombardeos de Estados Unidos e Israel contra instalaciones nucleares iraníes, calificándolos de “agresión injustificada” y prometió “ayudar al pueblo iraní”, aunque no detalló qué tipo de apoyo brindaría. El presidente Vladimir Putin recibió en Moscú al canciller iraní, Abbas Araqchi, quien viajó con una carta del ayatolá Khamenei solicitando respaldo.
Ante el aumento de las tensiones, Moscú ofreció mediar en el conflicto, aunque aseguró que el tratado estratégico firmado en enero no contempla un compromiso militar, por lo que descartó una intervención directa. El Kremlin expresó su preocupación por una escalada regional, advirtiendo sobre riesgos de fugas radiactivas y un posible efecto dominó en Oriente Medio.
China, aliada estratégica de Rusia e Irán, también condenó los ataques estadounidenses, advirtiendo que podrían desencadenar un conflicto de escala global.
A pesar de las condenas y del ofrecimiento de mediación, todavía no hay señales de un plan concreto ni exigencias militares formales por parte de Teherán.