Rusia anunció el miércoles nuevas restricciones al uso de funciones de llamadas en las populares aplicaciones de mensajería WhatsApp y Telegram, argumentando motivos de seguridad nacional.
La medida fue confirmada por el Servicio Federal de Supervisión de las Telecomunicaciones, Tecnologías de la Información y Medios de Comunicación, que afirmó que estas limitaciones buscan frenar actividades delictivas que, según las autoridades, se coordinan a través de estas plataformas.
Según medios estatales rusos, el gobierno exige ahora que las aplicaciones brinden acceso a datos cuando sean requeridos por las fuerzas del orden, no solo en casos de fraude, sino también en investigaciones relacionadas con lo que Moscú clasifica como terrorismo.
Esta política llega en un contexto de creciente control estatal sobre el espacio digital, especialmente desde el inicio del conflicto militar en Ucrania, que ha estado acompañado por una intensificación en la censura a medios y redes sociales.
Ante esta decisión, Telegram respondió en un comunicado que “lucha activamente contra el uso indebido de su plataforma” y que elimina “miles de contenidos nocivos cada día”.
La plataforma, fundada por los hermanos Dúrov, ha sido señalada repetidamente por las autoridades rusas, que la acusan de facilitar canales de comunicación utilizados por actores ucranianos para supuestas operaciones de sabotaje.
WhatsApp, por su parte, expresó una postura firme frente a las presiones del gobierno ruso. Un portavoz de la aplicación, propiedad de Meta, aseguró que es “un servicio de mensajería privada, cifrado de extremo a extremo, que resiste los intentos de los gobiernos de vulnerar el derecho de las personas a una comunicación segura” y añadió: “por eso Rusia está tratando de bloquearlo para más de 100 millones de rusos”.