El Reino Unido reforzó su despliegue militar en las Islas Malvinas mediante una serie de ejercicios liderados por el Tercer Batallón del Regimiento de Paracaidistas. Las maniobras incluyeron entrenamiento en combate urbano, operaciones en terreno abierto y simulacros de limpieza de trincheras, integrando drones de reconocimiento y coordinación táctica con fuerzas locales.
Estas operaciones marcan el cierre del ciclo de rotación de este batallón como Compañía de Infantería de Relevo y subrayan la estrategia de ocupación militar sostenida que Londres aplica en el archipiélago desde el fin del conflicto de 1982. La estrategia del llamado “roulement” permite mantener una presencia armada permanente y rotativa en la zona, incrementando las capacidades de respuesta rápida del Reino Unido en el Atlántico Sur.
Las acciones se inscriben en la doctrina “Global Britain”, que busca consolidar la proyección de poder del país tras su salida de la Unión Europea. En los últimos años, el gobierno británico ha invertido en la modernización de la pista aérea de Monte Agradable, infraestructura portuaria, sistemas de defensa aérea, y capacidades cibernéticas e inteligencia en las islas.
El reforzamiento militar ocurre en un contexto geopolítico sensible, donde el reclamo de soberanía argentino sigue vigente en foros como la ONU y la OEA. No obstante, el gobierno de Javier Milei ha evitado pronunciarse sobre estos ejercicios. Esta falta de respuesta ha sido interpretada como un giro diplomático respecto a administraciones anteriores, que solían rechazar públicamente la militarización del territorio.