El presidente de Nicaragua Daniel Ortega y su esposa la copresidenta Rosario Murillo, consolidaron su poder absoluto en el país, luego que la Asamblea Nacional aprobara el jueves la reforma constitucional que les brinda el control absoluto sobre los poderes del Estado nicaragüense y la sociedad civil.

La reforma, ratificada por unanimidad en el Congreso, dispone que los copresidentes coordinarán los órganos legislativo, judicial y electoral, que anteriormente eran considerados poderes independientes en la carta magna.

El Congreso aprobó también una moción presentada por el jefe legislativo para que la norma sobre el mandato presidencial sea retroactiva, es decir, el actual periodo de Ortega se extenderá hasta 2028, gobernando junto a Murillo.

Nicaragua es ahora definida como un Estado «revolucionario» y «socialista», incorporando entre sus símbolos nacionales la bandera rojinegra del Frente Sandinista de Liberación Nacional, el grupo guerrillero de izquierda que derrocó al dictador Anastasio Somoza en 1979.

Además se autorizó la creación de una policía voluntaria, integrada por civiles, como apoyo a las fuerzas de seguridad, donde unos 15 mil civiles ya fueron juramentados por las autoridades desde mediados de enero.

Ortega, exguerrillero de 79 años que lideró Nicaragua en la década de 1980 tras el triunfo de la revolución sandinista, ha estado en el poder desde 2007. Sus opositores lo acusan de haber instaurado en el país una dictadura familiar, gobernando junto a su esposa de 73 años.

La aprobación de la reforma constitucional, ha sido duramente criticada por la ONU, la OEA, Estados Unidos y opositores nicaragüenses, quienes expresan profunda preocupación por el país.