La prisión de Guantánamo de alta seguridad, un lugar sinónimo de controversia y debate, vuelve a estar en el ojo del huracán. Luego que el gobierno de Estados Unidos decidiera tomar esta prisión creada para terroristas y utilizarla para migrantes.
La prisión de Guantánamo, ubicada en la base naval de Estados Unidos en Cuba, fue creada en 2002 por el presidente George W. Bush y diseñada como un centro de detención de alta seguridad para sospechosos de terrorismo capturados en Afganistán y otros lugares, tras los ataques del 11 de septiembre.
Entre sus características más destacadas se encuentran: su ubicación aislada en una base naval en una isla, lo que dificulta el acceso y el control externo; su infraestructura de alta seguridad, que incluye celdas individuales, torres de vigilancia, vallas electrificadas de 3 metros y sistemas de control de acceso de última generación; personal altamente capacitado para manejar situaciones de alta tensión y garantizar la seguridad de la prisión; y restricciones de acceso que dificultan la supervisión y el control de las condiciones de detención.
A pesar de estas medidas de seguridad, la prisión ha sido objeto de numerosas críticas y denuncias por violaciones de derechos humanos. Algunas organizaciones y diversos sectores de la sociedad han denunciado torturas, malos tratos y detenciones indefinidas sin cargos formales ni juicio.
En este contexto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó utilizar Guantánamo para la detención de inmigrantes, planteando la posibilidad de albergar hasta 30,000 indocumentados, con los perfiles más peligrosos.
La propuesta ha generado rechazo de algunas organizaciones, argumentando que la detención de migrantes en Guantánamo podría generar problemas legales y logísticos, ya que la base naval se encuentra en un territorio con un estatus legal ambiguo y los detenidos no gozarán de los mismos derechos que los inmigrantes detenidos en territorio continental de Estados Unidos.