El cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco comenzó este miércoles en la Capilla Sixtina, pero la primera votación no logró consenso, como lo indicó la fumata negra que se elevó desde la emblemática chimenea del recinto. Este signo, esperado con ansias por los fieles en la Plaza de San Pedro, confirmó que los 133 cardenales electores aún no han encontrado el acuerdo necesario para designar al nuevo líder espiritual de mil 400 millones de católicos.
El rito del cónclave, que se celebra bajo estrictas reglas de aislamiento, comenzó con el tradicional «extra omnes» pronunciado por el arzobispo Diego Ravelli, maestro de las celebraciones pontificias, ordenando a todos los ajenos al proceso a abandonar la capilla. Los cardenales juraron secreto absoluto y se comprometieron a desempeñar fielmente el papel de pontífice si son elegidos «por disposición divina».
Entre los principales candidatos figuran el italiano Pietro Parolin, antiguo secretario de Estado de Francisco, el español Ángel Fernández Artime, el húngaro Peter Erdo y el italiano Pierbattista Pizzaballa, según destacan medios locales. Sin embargo, se requiere una mayoría de dos tercios, es decir, al menos 89 votos, para que uno de ellos sea proclamado como el pontífice número 267 de la Iglesia Católica.
Se espera que este jueves 8 de mayo se realicen hasta cuatro nuevas votaciones, dos por la mañana y dos por la tarde, en busca de un consenso que podría tardar varios días en alcanzarse, como ocurrió en los cónclaves que eligieron a Benedicto XVI y Francisco.
Mientras tanto, los cardenales permanecerán en estricto aislamiento en la residencia de Santa Marta y otros recintos vaticanos, sin acceso a comunicaciones externas, en un esfuerzo por preservar la confidencialidad del proceso que definirá el futuro de la Iglesia Católica.