El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, aseguró este jueves que la crisis migratoria en el Tapón del Darién ha terminado. Según sus palabras, para todos los efectos prácticos, Darién está cerrado, luego de que en abril solo 73 personas atravesaran esta peligrosa selva fronteriza, una pequeña cifra frente a las más de 29 mil del mismo mes en 2024.

El mandatario atribuyó esta caída histórica, un 99.7% menos que el año pasado, a una combinación de políticas migratorias nacionales y cambios geopolíticos, especialmente tras la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.

Las medidas implementadas por el gobierno panameño han incluido el cierre de rutas en la selva para centralizar el paso en un corredor humanitario, multas por ingreso irregular y un programa de deportaciones financiado por EE.UU., todo ello, según Mulino, ha sido posible gracias a una coordinación regional con Colombia y Costa Rica.

Mientras tanto, el llamado “flujo inverso”, personas que retornan desde el norte tras ser deportadas o desalentadas, ha alcanzado las 7 mil 757 en lo que va del año, con una abrumadora mayoría de origen venezolano. Aunque menor a lo previsto, este movimiento también ha sido contenido, según las autoridades panameñas, con eficiencia y coherencia.