Las tensiones entre India y Pakistán, dos potencias nucleares vecinas, han escalado peligrosamente en los últimos días, con Islamabad acusando a Nueva Delhi de llevar a ambos países hacia un gran conflicto. Las hostilidades se intensificaron tras un ataque a tiros el 22 de abril en la Cachemira administrada por India, que dejó más de 20 turistas muertos y desencadenó una serie de intercambios de artillería y bombardeos que han cobrado la vida de al menos 50 personas en ambos lados.

India responsabilizó del ataque inicial al grupo yihadista Lashkar-e-Taiba, considerado terrorista por la ONU y con base en Pakistán. En respuesta, las fuerzas indias lanzaron operaciones militares en la región, incluyendo ataques aéreos en territorio pakistaní, lo que Islamabad calificó como una acción temeraria que amenaza con desatar un conflicto de mayor escala.

Pakistán ha negado cualquier participación en el atentado de abril y ha pedido una investigación independiente para esclarecer los hechos. Sin embargo, las declaraciones cruzadas y las intensas hostilidades a lo largo de la Línea de Control, la frontera de facto en Cachemira, han dejado decenas de víctimas, incluyendo civiles, y elevado las tensiones a niveles críticos.

Las autoridades pakistaníes afirman que los recientes bombardeos indios han provocado al menos 26 muertes en su territorio, mientras que India reporta 13 muertos y 59 heridos entre sus ciudadanos. Ambos países mantienen miles de tropas desplegadas en esta disputada región desde su independencia en 1947, lo que hace que cualquier error de cálculo pueda escalar rápidamente hacia una guerra abierta.