La desnutrición infantil en la Franja de Gaza sigue aumentando, según denuncias recientes de Médicos Sin Fronteras (MSF), que advierte que uno de cada cuatro niños pequeños, así como mujeres embarazadas y lactantes atendidas en sus centros, presentan signos de malnutrición. La organización sostiene que la situación es consecuencia directa del uso sistemático del hambre como táctica de guerra.

Además de los pacientes, MSF afirma que el personal médico también padece hambre debido a las condiciones extremas impuestas en el enclave. Estas declaraciones coinciden con el llamado urgente de más de un centenar de organizaciones humanitarias, que han advertido sobre una propagación acelerada del hambre en Gaza tras meses de conflicto y restricciones.

El bloqueo impuesto por Israel a la entrada de ayuda humanitaria en marzo y su posterior flexibilización limitada no han logrado revertir la crisis. Desde entonces, la distribución ha sido asumida por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), respaldada por Tel Aviv y Washington, en reemplazo de los mecanismos previos gestionados por Naciones Unidas.

Sin embargo, varias oenegés han rechazado trabajar con Fundación Humanitaria de Gaza, argumentando que su operación favorece intereses militares. La ONU ha denunciado la muerte de más de 750 palestinos desde mayo en zonas donde se distribuía ayuda a través de esta fundación. Israel, por su parte, mantiene su negativa a restituir el sistema de la ONU, alegando que Hamás desvió recursos cuando estos eran gestionados por el organismo internacional.