La Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha exigido el acceso inmediato a las instalaciones nucleares de Irán, especialmente en Fordow, Natanz e Isfahán. El director general del organismo, Rafael Grossi, instó a que sus inspectores “den cuenta de las existencias de uranio, especialmente de los 400 kg enriquecidos al 60 %”, tras los recientes bombardeos ejecutados por Estados Unidos y en medio de amplias dudas sobre el paradero del material sensible.
Grossi advirtió que el uso de municiones antibúnker en Fordow —instalación excavada en una montaña— “probablemente causó daños muy significativos” en las áreas subterráneas, aunque aún no ha sido posible verificar el alcance real de los daños, ya que los inspectores no han tenido acceso in situ desde mediados de junio. Además, imágenes satelitales sugieren que Irán pudo haber trasladado uranio altamente enriquecido antes del ataque del 13 de junio, lo que genera incertidumbre sobre la ubicación actual del material.
En una reunión de emergencia de la Junta de Gobernadores del OIEA, Grossi aseguró que sin acceso y transparencia “el régimen de no proliferación nuclear podría desmoronarse”.
Irán, por su parte, ha defendido que sus medidas buscaban proteger las instalaciones.