Un sistema frontal estacionario ha desatado una ola de alertas meteorológicas en el sur y medio oeste de Estados Unidos, poniendo en riesgo a más de 55 millones de personas. Las autoridades advierten sobre la inminente llegada de tornados, lluvias torrenciales e inundaciones repentinas, mientras la región se recupera del devastador tornado EF-3 que cobró la vida de cinco personas en Tennessee.

El sistema meteorológico, prácticamente inmóvil, ha creado condiciones propicias para la formación de supercélulas, tormentas capaces de generar tornados de gran intensidad. El Centro de Predicción de Tormentas, SPC, mantiene la alerta máxima, especialmente en los valles del Mississippi y Tennessee, donde se espera que la amenaza persista durante todo el fin de semana.

La temporada de tormentas de este año ha superado todos los récords, con casi 700 informes de eventos meteorológicos severos solo el 3 de abril, la cifra más alta en un solo día desde 2012. La amenaza inmediata se concentra en el área de Texarkana, extendiéndose hacia el este, donde ciudades como Little Rock, Jonesboro y Fort Smith se encuentran en la zona de mayor riesgo.

El jueves, un tornado EF-3 arrasó el condado de McNairy, Tennessee, dejando a su paso cinco víctimas mortales y una estela de destrucción. En Kentucky, las autoridades evalúan los daños en Jeffersontown, donde múltiples viviendas sufrieron graves afectaciones. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias ha desplegado personal adicional para apoyar las labores de rescate y asistencia.

El Servicio Meteorológico Nacional advierte sobre un alto riesgo de inundaciones repentinas, con pronósticos de hasta 30 centímetros de lluvia en algunas áreas. La saturación del suelo aumenta el peligro de desbordamiento de ríos y arroyos, lo que ha llevado a varias jurisdicciones a emitir órdenes de evacuación preventiva.