Encontraron televisores, sofás, frigobares y hasta una tina de lujo dentro de la cárcel de Emboscada Antigua, en Paraguay. Las llamadas “celdas VIP” funcionaban como verdaderas suites, donde los reclusos vivían con privilegios dignos de hotel.
Tras el escándalo, el Ministerio de Justicia destituyó al director del penal y trasladó a más de 40 internos a máxima seguridad. El ministro Rodrigo Nicora prometió cero tolerancia a la corrupción que permitió este negocio tras las rejas.
Se supo además que los presos pagaban hasta 300 mil guaraníes mensuales para acceder a estas comodidades. En el mismo espacio también había una pileta y un sector acondicionado para realizar bautismos, lo que dejó en evidencia hasta qué punto se habían normalizado los privilegios en el penal.