Japón dio un paso histórico en la medicina moderna al comenzar oficialmente los primeros ensayos clínicos en humanos con sangre artificial.
La iniciativa, liderada por la Universidad Médica de Nara, representa el fruto de años de investigación bajo la dirección del profesor Hiromi Sakai, pionero en el desarrollo de este avance.
Según expertos, con este proyecto, el país asiático se consolida como líder en innovación médica a nivel mundial, abriendo nuevas posibilidades para la atención de emergencias y cirugías donde el acceso a sangre compatible es limitado.
El avance impulsado por la Universidad Médica de Nara se complementa con investigaciones paralelas en otras instituciones japonesas, como la Universidad de Chuo, que ha desarrollado un enfoque alternativo para encapsular hemoglobina utilizando proteínas de la familia de la albúmina.
Esta técnica contribuye a estabilizar la presión arterial en contextos críticos, como hemorragias graves o accidentes cerebrovasculares, ampliando el potencial médico de la sangre artificial en situaciones de emergencia.