El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue enviado a prisión domiciliaria tras violar una orden judicial que le prohibía utilizar redes sociales o participar en actos públicos mientras enfrenta cargos por intento de golpe de Estado. La decisión fue tomada por el juez Alexandre de Moraes, quien argumentó un «reiterado incumplimiento» de las medidas impuestas, luego de que Bolsonaro se dirigiera a simpatizantes vía telefónica durante recientes manifestaciones en el país.

(Photo by IVAN PISARENKO / AFP)

Como parte de las restricciones, Bolsonaro solo podrá recibir visitas de sus abogados y tiene prohibido usar cualquier teléfono, propio o ajeno. Su hijo, Flavio Bolsonaro, fue quien facilitó el contacto con los manifestantes, lo que provocó que el juez Moraes endureciera las medidas contra el exmandatario.

(Photo by Bruno KAIUCA / AFPTV / AFP)

El caso ha generado un fuerte roce diplomático entre Brasil y Estados Unidos. La Casa Blanca, a través del Buró de Asuntos del Hemisferio Occidental, condenó duramente la decisión del magistrado, a quien calificó como “violador de derechos humanos sancionado por EE.UU.”. “Imponer más restricciones a Bolsonaro no es un servicio público. ¡Dejen que Bolsonaro hable!”, señaló el comunicado oficial. Washington también advirtió que responsabilizará a todos los que colaboren con lo que denominaron “conductas sancionadas”.

En medio de este conflicto, el presidente Donald Trump acusó una “caza de brujas” contra su aliado brasileño y anunció la imposición de aranceles del 50% a sectores clave de exportación en Brasil, medida que entrará en vigor el 6 de agosto.