El parlamento de Irán aprobó una legislación que prohíbe de forma oficial el uso de Starlink, el servicio de internet satelital operado por Elon Musk. La nueva norma, de carácter restrictivo, convierte en delito su utilización dentro del país, reforzando el control estatal sobre el acceso a redes globales.

Se estima que más de 100.000 terminales Starlink operan de forma clandestina en Irán, permitiendo a miles de ciudadanos acceder a internet pese a los cortes y restricciones impuestas por el gobierno.

Los ciudadanos afirman que estas conexiones satelitales han sido clave para mantener la comunicación durante episodios de censura, protestas y conflictos.

Los iraníes que utilicen Starlink podrían enfrentarse a severas penas, que van desde multas y prisión hasta castigos físicos e incluso la pena de muerte, al ser acusados de “corrupción en la tierra”, uno de los delitos más graves según la legislación del país.