Israel reanudó los ataques contra Irán en respuesta al lanzamiento masivo de más de 200 misiles balísticos iraníes sobre Tel Aviv y Jerusalén, en una ofensiva sin precedentes que elevó el conflicto regional a niveles alarmantes. Las Fuerzas de Defensa de Israel, IDF, confirmaron que el sistema defensivo interceptó gran parte de los proyectiles, aunque algunos lograron impactar zonas urbanas.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que “ha llegado el momento de que el pueblo de Irán luche por su libertad”, en una declaración que refuerza la narrativa de confrontación directa contra el régimen iraní. Las explosiones en Jerusalén y las columnas de humo en Tel Aviv evidencian la magnitud del ataque iraní, que incluyó un impacto reportado en la sede del Ministerio de Defensa de Israel. Al menos 40 personas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad.
En Irán, las autoridades han reportado ataques israelíes sobre Teherán, Isfahán y otros puntos estratégicos, incluidos centros relacionados con el programa nuclear. Medios iraníes, aún no confirmados oficialmente, señalan más de 70 muertos y al menos 300 heridos.
El bombardeo iraní fue calificado como uno de los más extensos lanzados directamente desde su territorio. Durante la ofensiva, se activó el estado de máxima alerta en Israel, con órdenes de refugio para la población civil. Aunque dicha medida fue levantada tras concluir el ataque, las autoridades instaron a la población a mantenerse cerca de los espacios protegidos ante la posibilidad de nuevos incidentes.
A nivel internacional, la situación ha generado reacciones encontradas. Mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, respaldó a Israel y mantuvo contacto con Netanyahu, Rusia condenó el ataque y ofreció su mediación. El conflicto también afectó a países vecinos como Jordania, donde se reportaron restos de misiles interceptados sin dejar víctimas.