Una redada migratoria del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) provocó momentos de caos esta semana en un sitio de construcción en Virginia. Según testigos, agentes federales llegaron sin previo aviso, lo que causó que decenas de trabajadores salieran corriendo, dejando herramientas, cascos y vehículos abandonados en plena jornada laboral. La escena fue descrita como una «estampida» por quienes estaban en el lugar.
En Florida, más de 100 personas fueron detenidas en una construcción en Tallahassee, como parte de un operativo masivo que contó con apoyo del FBI, la DEA y la Patrulla de Carreteras. La mayoría de los arrestados eran inmigrantes latinos sin papeles. Según las autoridades, algunos tenían antecedentes penales.
Además, en marzo, ICE llevó a cabo una redada en una obra de construcción en Lake Charles, Luisiana, donde detuvo a 11 trabajadores indocumentados, entre ellos migrantes nicaragüenses. La operación fue parte de una investigación sobre la contratación ilegal de empleados no autorizados.
Estas acciones están respaldadas por leyes estatales como la SB 2-C en Florida, que buscan impedir que personas sin estatus legal trabajen en el país. Organizaciones proinmigrantes piden al gobierno federal que detenga estas tácticas y avance hacia una reforma migratoria que no castigue a quienes trabajan por sobrevivir.
Los efectos ya se sienten: hay trabajadores que prefieren no presentarse a sus turnos por miedo, lo que amenaza con retrasar proyectos y subir costos.
