Una manifestación de jubilados que exigían aumentos en sus pensiones y la continuidad de la moratoria previsional en Buenos Aires, Argentina, culminó el miércoles con enfrentamientos violentos con las fuerzas de seguridad, dejando más de 120 detenciones y al menos 45 personas heridas.
Los manifestantes, con camisetas y banderas de diversos clubes de fútbol, fueron dispersados por la policía en las cercanías del Congreso y la Plaza de Mayo, con balas de goma, gas lacrimógeno y camiones hidrantes.
Entre los heridos se encuentra el fotógrafo Pablo Grillo, quien sufrió una fractura de cráneo por el impacto de una granada de gas lacrimógeno.
Tras los incidentes en el Congreso y la Plaza de Mayo, la noche del miércoles en Buenos Aires se desataron cacerolazos en varios puntos de la ciudad, como muestra de rechazo a la violencia y la represión. Cientos de manifestantes, indignados por lo ocurrido, se movilizaron nuevamente hacia la Casa Rosada, exigiendo respuestas y justicia.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, declaró que las personas que se acercaron a la manifestación «venían preparadas para matar».
En una entrevista televisiva la funcionaria comentó que “seguramente muchos de los manifestantes tenían antecedentes penales” y afirmó que Pablo Grillo, es un «militante kirchnerista» y que actualmente está detenido, aunque testigos afirman que el periodista se encuentra en un centro asistencial en estado grave.
En Argentina, casi el 60% de los jubilados cobra el haber mínimo, que ronda los 340 dólares al mes, una cifra que muchos consideran insuficiente para cubrir sus necesidades básicas.
Además, el gobierno decidió congelar el bono de refuerzo que este grupo de pasivos recibía, equivalente a 70 dólares, lo que ha generado inconformidad en la ciudadanía.