Fue el pasado 11 de marzo de 2020, cuando la Organización Mundial de la Salud decidió tratar al Covid 19 como una pandemia. Un cambio que trascendía la parte léxica para una dimensión global y mortal de un virus que ya estaba en semanas antes.

 

En un comunicado la OMS reconoció su profunda preocupación por los “niveles alarmantes de propagación y gravedad” y aún más por los “niveles alarmantes de inacción”.

Cinco años después de eso, el número de víctimas es incierto, la OMS habla de más de 7 millones, mientras que la ONU estima que fueron 20 millones.

 

Mientras tanto, el ruido del confinamiento se solapaba con los balances diarios de los afectados y los recurrentes últimas horas donde la enfermedad se originó. El llamado era recurrente, usar máscaras protectoras para la boca y nariz e inmunizarse. En este último punto, Our World in Data, hasta junio de 2022, a nivel global, se han administrado un total de 11.940 millones de dosis en todo el mundo. Esto supone que el 66,3% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de una vacuna contra el Covid-19. Sin embargo, sólo el 17,8% de las personas que viven en países en desarrollo han recibido al menos una dosis de la vacuna.

 

 

Cinco años después, quedan infinitos recursos de las víctimas, pero también lecciones aprendidas de una pandemia.