El despliegue de aproximadamente 800 efectivos de la Guardia Nacional comenzó este martes en la capital de Estados Unidos, como parte de una orden ejecutiva del presidente Donald Trump para combatir lo que describió como una “crisis de seguridad” en la ciudad. La medida incluye la toma de control federal del Departamento de Policía Metropolitana por un periodo inicial de 30 días, amparada en la Ley de Autonomía del Distrito de Columbia de 1973.

Trump justificó la acción alegando un aumento en la criminalidad, aunque datos oficiales contradicen esa percepción. Según cifras municipales, los delitos violentos han disminuido un 26 % en lo que va de 2025, y el año pasado alcanzaron su nivel más bajo en tres décadas. La alcaldesa Muriel Bowser calificó la intervención como “inquietante y sin precedentes”, advirtiendo que podría impugnarse en los tribunales.

 

El Pentágono informó que los uniformados realizarán labores de apoyo logístico, vigilancia de instalaciones federales y patrullaje en coordinación con agentes del FBI y la policía local. Entre 100 y 200 efectivos estarán desplegados simultáneamente en diferentes puntos de la ciudad. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, aseguró que la misión busca “recuperar la seguridad” y tendrá carácter temporal.

El despliegue ocurre tras incidentes aislados de violencia, entre ellos el ataque a un exfuncionario federal, que la Casa Blanca ha presentado como ejemplos de la supuesta emergencia.