El inicio anticipado del monzón en India, con lluvias intensas desde mayo, ha desencadenado una ola de inundaciones en múltiples regiones del país, revelando nuevamente las profundas deficiencias en infraestructura urbana y planificación ante fenómenos climáticos extremos.
Estados como Assam, Kerala y Maharashtra enfrentan escenarios críticos: desde desbordamientos de ríos y deslaves en zonas rurales, hasta el colapso de sistemas de drenaje en grandes ciudades como Mumbai, donde las calles se convirtieron en canales improvisados, interrumpiendo el transporte y obligando al cierre de escuelas y oficinas.
En el noreste, el desborde del Brahmaputra ha sumido vastas extensiones de terreno bajo el agua, afectando no solo a las comunidades locales, sino también a reservas naturales. En el sur, las lluvias en Kerala han provocado desplazamientos forzados y destrucción de viviendas por deslizamientos de tierra.
En zonas urbanas, la situación es igual de preocupante: ciudades como Nagpur y Cuttack muestran una alarmante falta de preparación ante las lluvias, con canales bloqueados, ríos urbanos obstruidos y barrios bajos completamente anegados. Frente a este panorama, expertos señalan la urgente necesidad de políticas de adaptación climática, inversiones sostenidas en resiliencia urbana y una revisión profunda de los modelos de desarrollo actuales.