Los videos son aterradores. Así lo vivieron en la península de Kamchatsky, un poblado de Rusia, epicentro del poderoso terremoto magnitud 8.8. Las placas que se movieron están sobre el temido Cinturón de Fuego del Pacífico, reconocida por su alta inestabilidad tectónica.

Aunque en esta región no causó daños de gran magnitud ni ocasionó muertes, la fuerza del movimiento telúrico encendió alertas por tsunami, una tras otra las sirenas se encendieron en países como Japón, Estados Unidos, y Canadá.

Como es natural en estos fenómenos, el agua se desplaza con fuerza y velocidad. En Honolulu, Hawai, el caos se comenzó a apoderar de los residentes, quienes buscaban sitios altos donde refugiarse debido al anuncio del inminente impacto del tsunami. El poderoso terremoto ya es considerado el octavo más potente según registros.


El cinturón de Fuego lanzó otra alerta. Dos países de Centroamérica fueron duramente sacudidos. El epicentro en este caso fue San Lorenzo, Guatemala, una zona fronteriza con su vecino El Salvador. Dos temblores consecutivos de magnitudes 5.9 y 5.6, hicieron que los servicios de protección elevaran rápidamente avisos de prevención. Se ordenaron evacuaciones preventivas en la zona occidental, donde fue sentido con más fuerza.

Aunque no se reportaron víctimas mortales, las autoridades confirmaron cortes de energía momentáneos, grietas menores en algunas infraestructuras. Un tercer movimiento, de magnitud 4.2, fue registrado frente a la costa salvadoreña poco antes de estos eventos, completando un patrón sísmico inusual en la región.

La actividad telúrica también se hizo sentir en otras latitudes. En Chile, especialmente en el norte, localidades como Socaire y Pica reportaron sismos de baja a moderada magnitud. En Estados Unidos, Texas y California registraron movimientos entre 2.0 y 3.6, típicos de su actividad sísmica habitual.

Finalmente, se confirmaron temblores de magnitud media en zonas del sur asiático como India, Myanmar y Arabia Saudita, reforzando la impresión de una jornada marcada por una intensa liberación de energía geológica a escala global. Los geólogos mantienen la vista puesta en los sismómetros, mientras los gobiernos le dan seguimiento al patrón de movimientos para evitar catástrofes.