Un análisis internacional liderado por investigadores de la Universidad de Stanford y de instituciones italianas estima que las vacunas contra la COVID-19 salvaron cerca de 2,5 millones de vidas en todo el mundo, una cifra considerablemente menor a los 14,4 millones que había reportado previamente la Organización Mundial de la Salud solo para el primer año de aplicación. El estudio, basado en datos globales entre 2020 y 2024, concluye que los beneficios se concentraron casi exclusivamente en adultos mayores.
El equipo de investigación calculó que nueve de cada diez vidas salvadas correspondieron a personas mayores de 60 años, mientras que la vacunación tuvo un efecto mínimo en jóvenes y adultos menores de 30 años. En ese grupo etario, se requerían hasta 100 mil dosis para prevenir una sola muerte, lo que cuestiona la eficacia de las campañas masivas dirigidas a personas con bajo riesgo.
Además de estimar el número de vidas, el estudio analizó los años de vida salvados: cerca de 14,8 millones en total, con una media de un año de vida ganado por cada 900 dosis aplicadas. Los autores criticaron lo que describieron como «mandatos agresivos» y el enfoque universalista de la vacunación, que, según ellos, no tuvo en cuenta adecuadamente el balance riesgo-beneficio en los distintos grupos de edad.
Los investigadores sugieren que los modelos previos sobreestimaron la efectividad de las vacunas y subestimaron la inmunidad natural preexistente. Aunque reafirman el valor de la vacunación en personas mayores, instan a un enfoque más dirigido y clínicamente fundamentado ante futuras pandemias.