El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, enfrenta esta semana la mayor oleada de protestas ciudadanas desde el inicio de la guerra, tras la aprobación de una ley que subordina a las principales agencias anticorrupción al fiscal general. Las manifestaciones se han registrado en Kiev y otras grandes ciudades como Lvov, Odesa y Dnipro, con miles de personas exigiendo la derogación de la medida.
En la capital, más de mil manifestantes se concentraron frente a la oficina presidencial coreando consignas como “vergüenza” y “Zelenski es un demonio”, según medios internacionales. La norma, aprobada en el Parlamento con 263 votos a favor, elimina la autonomía de la Oficina Nacional Anticorrupción y de la Fiscalía Especializada en Lucha contra la Corrupción, dos instituciones clave en los compromisos de Ucrania con sus socios occidentales.
La ley, además, permite durante la ley marcial nombrar y destituir fiscales sin concurso público, lo que, según críticos, socava los avances democráticos del país. El jefe de inteligencia militar, Kiril Budánov, pidió “diálogo abierto” para evitar que las divisiones internas debiliten a la nación en plena guerra.
Las reacciones internacionales no se hicieron esperar, embajadores del G7 y la Unión Europea expresaron su preocupación por lo que calificaron como un retroceso en la lucha contra la corrupción y advirtieron que la independencia de estas instituciones es vital para mantener la confianza pública y las reformas.