El Departamento de Estado de Estados Unidos actualizó su alerta de viaje para Venezuela al nivel más alto, instando a sus ciudadanos a no viajar ni permanecer en el país debido al “alto riesgo de detención injusta, tortura, terrorismo, secuestro, aplicación arbitraria de las leyes locales, delincuencia, disturbios civiles y deficiente infraestructura sanitaria”. En un comunicado oficial, la cartera señaló que no puede ofrecer asistencia consular ni servicios de emergencia en territorio venezolano, y advirtió que quienes se encuentren en Venezuela deben salir inmediatamente.
La alerta, que cubre tanto a ciudadanos con pasaporte estadounidense como a residentes permanentes, recuerda que desde 2019 la Embajada de EE. UU. en Caracas está cerrada y quita todo acceso a servicios consulares. Asimismo, describe los testimonios de exdetenidos que aseguran haber sufrido torturas y tratos crueles, así como la imposibilidad de contactar a familiares o abogados durante su cautiverio.
En su nota, el Departamento de Estado advierte sobre la incidencia de delitos violentos, homicidios, secuestros y robos a mano armada, y el accionar de grupos terroristas colombianos en las fronteras venezolanas. También menciona frecuentes cortes de suministro eléctrico, gas, agua y medicinas, que agravan aún más la inseguridad de visitantes y residentes.
La reacción de Caracas no se hizo esperar. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela denunció la medida como “un acto hostil cargado de cinismo, racismo y propaganda política, que busca alimentar la campaña de agresión permanente contra nuestro país”. La Cancillería aseguró que la decisión de Washington carece de “fundamento real” y se enmarca en “la persecución diplomática” contra el Gobierno de Nicolás Maduro.