El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo oficial la subida arancelaria contra Brasil hasta el 50%, además de sancionar al juez a cargo del juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro.
Previamente el gobierno de Trump y el de su homólogo, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguraron que mantenían abierta la comunicación con la intención de alcanzar un acuerdo comercial que no agravara la tensión entre ambos países.
La fecha tope para negociar es el 1 de agosto, cuando deben entrar en vigor los nuevos gravámenes para decenas de países.
Ese es el día que figuraba en una carta dirigida a principios de julio por Trump a Lula, pero no se menciona en el decreto firmado el miércoles.
La polémica ha subido de nivel desde que el presidente Trump aseguró que las acciones del gobierno brasileño “constituyen una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional, la política exterior y la economía de Estados Unidos”, y es el argumento para incrementar en 50 puntos porcentuales de tarifas aduaneras suplementarias a los bienes brasileños importados.
Trump se ha mostrado a favor de Jair Bolsonaro, quien enfrenta una acusación por supuesto intento de golpe de Estado, desde hace meses porque lo considera víctima de una “caza de brujas”.
En el comunicado la Casa Blanca arremete contra el juez de la corte suprema de Brasil, Alexandre de Moraes, convertido en la “bestia negra” de Trump.
Horas antes, la oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro impuso sanciones económicas a este magistrado, a quien Washington ya había revocado la visa.
Como resultado de las sanciones, todos los bienes y participaciones de Moraes que se encuentren en Estados Unidos o que estén en poder o bajo el control de estadounidenses quedan bloqueados.
El gobierno brasileño reaccionó indignado, considerando “arbitrarias e injustificables” las sanciones contra el juez Moraes. El presidente Lula prometió «defender» la «soberanía» de su país ante Estados Unidos.