El salario mínimo en Venezuela cayó este viernes a un dólar mensual, de acuerdo con la cotización oficial del Banco Central de Venezuela, BCV, lo que lo ubica en el nivel más bajo de América Latina. El monto, fijado en 130 bolívares desde marzo de 2022, equivalía entonces a unos 30 dólares, pero la depreciación acelerada de la moneda nacional ha erosionado drásticamente su valor.
Aunque el gobierno complementa este ingreso con bonos no salariales por hasta 160 dólares mensuales, 40 por concepto de alimentación y 120 por un “ingreso de guerra económica”, estos pagos no inciden en beneficios laborales como vacaciones, utilidades o liquidaciones. Según el BCV, el dólar se ubicó este viernes en 130,06 bolívares.
Sectores opositores y gremiales han reaccionado con dureza. El exgobernador Andrés Velásquez calificó la situación como “un umbral del infierno” y alertó que los ingresos “se vuelven sal y agua por la acelerada devaluación”, lo que agudiza la pobreza y el hambre. La Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela exigió un aumento salarial inmediato, denunciando que los docentes ganan entre uno y cuatro dólares al mes, lo que compromete el futuro educativo y científico del país.
De acuerdo con la ONG Provea, la Constitución venezolana obliga al Estado a garantizar un ingreso suficiente para una vida digna, ajustado periódicamente al costo de la canasta básica. Esta alcanzó en abril los 503,73 dólares, según el Centro de Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Maestros, una cifra muy alejada del salario y bonos actuales.
El Ejecutivo ha defendido su política de subsidios como una “estrategia novedosa para combatir la guerra económica y las sanciones”, asegurando que buscan evitar mayores presiones inflacionarias. Sin embargo, la brecha entre el ingreso real y el costo de vida continúa ampliándose, profundizando la crisis social.