Se trata de 17 presuntos miembros de la organización criminal, Tren de Aragua y MS-13, recluidos en Estados Unidos que llegaron este lunes al Centro de Confinamiento del Terrorismo en El Salvador, una operación militar conjunta entre ambos países.


El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, confirmó la llegada de los deportados y destacó la peligrosidad del grupo. «Todos son asesinos confirmados y delincuentes de alto perfil, incluyendo seis violadores de menores», señaló en su cuenta de X. Bukele subrayó que esta acción representa «un paso más en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado».


Por su parte, el presidente estadounidense, Donald Trump expresó su gratitud a su homólogo salvadoreño con un mensaje en redes sociales: «¡Gracias, Presidente Bukele, por acoger a los criminales a quienes la administración corrupta de Joe Biden permitió tan estúpidamente entrar a nuestro país, y darles un lugar tan maravilloso para vivir!». Estas declaraciones han avivado la controversia sobre la estrategia de deportaciones, que ha sido criticada por organizaciones de derechos humanos.


La medida, parte de una orden ejecutiva del presidente Donald Trump que designa a estas organizaciones como grupos terroristas, ha sido defendida por el gobierno estadounidense pese a fallos judiciales que buscan frenar estas deportaciones.


Además, el secretario de Estado Marco Rubio sostuvo siempre en redes sociales: «Estos criminales ya no aterrorizarán a nuestras comunidades y ciudadanos».


La legalidad de estas deportaciones ha sido cuestionada en los tribunales. Un juez federal en Washington ha solicitado una audiencia para determinar si la administración Trump violó una orden que impide expulsar a venezolanos bajo la Ley de Enemigos Extranjeros.