La Administración de Donald Trump reportó el pasado fin de semana el menor número de cruces fronterizos en 15 años, con solo 200 detenciones en la frontera sur el sábado 22 de febrero. Sin embargo, el Departamento de Seguridad Nacional no presentó datos comparativos que respalden esta afirmación. Mientras tanto, en México, activistas han notado una disminución en el flujo migrante debido a las restricciones impuestas por Estados Unidos y al despliegue de la Guardia Nacional mexicana.
A pesar del discurso de Trump sobre deportaciones masivas, los albergues habilitados en México para recibir a connacionales repatriados siguen prácticamente vacíos. En Tijuana, colchones sin estrenar y refugios con capacidad para miles de personas reflejan que las expulsiones siguen por debajo del promedio registrado durante el gobierno de Joe Biden. Muchos migrantes mexicanos han optado por regresar por cuenta propia o permanecer cerca de la frontera con la esperanza de cruzar nuevamente.
Según datos del Instituto Nacional de Migración, desde que Trump asumió el poder en enero, se han deportado 12,255 mexicanos y 3,344 extranjeros, cifras menores a las del último año de Biden, cuando el promedio mensual de deportaciones alcanzaba los 17,200 mexicanos. Esta situación ha generado incertidumbre entre los migrantes, quienes siguen a la expectativa de posibles cambios en las políticas migratorias.
Mientras en Estados Unidos se presume un endurecimiento de la seguridad fronteriza, en México la realidad es otra, los extranjeros, en su mayoría latinoamericanos, aceptan ser repatriados o piden refugio para trabajar en México, principalmente en las ciudades fronterizas de Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Matamoros