Se trata de una política que permite a menores migrantes no acompañados, de entre 14 y 17 años, optar por abandonar voluntariamente Estados Unidos. La nueva medida impulsada por Donald Trump busca acelerar deportaciones y representa un cambio respecto a protocolos anteriores, que protegían a estos menores al colocarlos bajo custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Funcionarios confirmaron que agentes de Aduanas y Protección Fronteriza, CBP, ya están autorizados a ofrecer esta opción a niños de países más allá de México y Canadá, algo que antes no se practicaba. Si el menor acepta, será transferido al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas; de lo contrario, será remitido al Departamento de Salud tras 72 horas.
La administración argumenta que esta práctica tiene base legal en la Ley de Reautorización de Protección a las Víctimas de Trata, pero organizaciones de derechos humanos cuestionan su legitimidad.
Por otra parte, el Departamento de Seguridad Nacional también ha lanzado recientemente una campaña nacional de autodeportación difundida en televisión y plataformas digitales, dirigida explícitamente a beneficiarios de DACA y «Dreamers», en la que se promueve la aplicación «CBP One», ofreciendo hasta $1,000 y vuelos gratis a quienes salgan voluntariamente del país.
El DHS advierte que DACA no otorga estatus legal permanente, lo que hace a sus beneficiarios sujetos a deportación si no optan por la salida voluntaria. Esta política presiona a miles de jóvenes protegidos anteriormente y amenazándolos con multas y la pérdida de futuras oportunidades de reingreso legal si no cooperan.