Dos niños muertos y 17 personas heridas, luego de que un hombre de alrededor de 20 años abriera fuego contra la iglesia de una escuela católica, donde los niños estaban orando por el inicio del ciclo escolar.

El tirador se suicidó en la parte trasera de la iglesia, así lo informó Brian O’Hara, jefe de policía de Minneapolis, en conferencia de prensa.

El presidente Donald Trump agradeció al FBI por su actuación inmediata y pidió a la población “rezar” por las víctimas.

El gobernador de Minnesota, Tim Walz, también se pronunció, asegurando que “la primera semana de clases de nuestros niños quedó empañada por este horrible acto de violencia”.