El endurecimiento de la política migratoria en República Dominicana amenaza con paralizar la producción agrícola, particularmente en el sector bananero, que ha visto desplomarse su fuerza laboral por la masiva deportación de haitianos indocumentados.
Desde 2009, Antony Florestal trabaja en los campos dominicanos, pero hoy teme ser expulsado por tener vencidos sus documentos. Su situación refleja la de miles de haitianos sin papeles, muchos de los cuales han sido devueltos tras las redadas ordenadas por el presidente Luis Abinader, quien también ordenó levantar un muro en la frontera. Solo en el primer semestre de 2025, más de 200.000 haitianos fueron deportados.
Para productores como Osvaldo Pineo, las consecuencias son severas: afirma que la nómina se redujo más de un 50%, y que buena parte de la mano de obra restante es ahora nómada.
Entre 2021 y 2024, la producción bananera cayó un 44%, afectada también por plagas, desastres naturales y costos en aumento, según la Asociación Dominicana de Productores de Banano.
El impacto se extiende a la construcción y el turismo, sectores igualmente dependientes de obreros haitianos. Aunque los empresarios insisten en la urgencia de un plan de regularización, el gobierno no ha dado señales de flexibilizar su postura frente a los indocumentados. La incertidumbre sigue creciendo en los campos, donde cada vez hay menos manos para cosechar