Al menos ocho personas han muerto en Europa como consecuencia de la ola de calor que recorre el continente, provocando incendios forestales, alertas sanitarias y el cierre preventivo de un reactor nuclear en Suiza. Las temperaturas récord han obligado a varios países a activar planes de emergencia ante riesgos adicionales de tormentas violentas e interrupciones en servicios básicos.

España ya suma cuatro víctimas mortales, en Cataluña, un incendio forestal alimentado por las altas temperaturas mató a dos personas el martes, mientras que otras muertes relacionadas con el calor se registraron en Extremadura, Córdoba y las playas de Cerdeña. Francia e Italia contabilizan dos fallecidos en cada país, según datos oficiales. Francia reportó además más de 300 hospitalizaciones por golpes de calor, en su junio más cálido desde 2003.

El impacto en la infraestructura también es severo. La compañía eléctrica Axpo cerró el martes uno de los reactores de la central nuclear suiza de Beznau y redujo la potencia de otro debido a la elevada temperatura del agua del río usada para refrigeración. En los Alpes franceses, fuertes tormentas asociadas al calor provocaron deslizamientos de tierra y bloquearon el tráfico ferroviario entre París y Milán.

Las autoridades europeas mantienen las alertas rojas en decenas de ciudades, mientras la Organización Meteorológica Mundial advirtió que la “nueva realidad climática” está poniendo en riesgo la salud y la economía regional. El cierre del piso superior de la Torre Eiffel y del Atomium de Bruselas simboliza el impacto del calor en las actividades cotidianas, mientras empresas como la británica Greggs anticipan pérdidas por el descenso en el consumo.