El volcán Poás, uno de los principales atractivos turísticos de Costa Rica, sigue en alerta naranja por el aumento de gases en su cráter, lo que indica un mayor riesgo eruptivo. Las autoridades han restringido las visitas al lugar, pero no las han suspendido por completo. Según expertos del Observatorio Vulcanológico, hay señales preocupantes, como la inflación del terreno y el flujo de gases inusuales.
El vulcanólogo Geoffroy Avard destacó que el Poás está experimentando cambios significativos, similar a la erupción de 2017, que expulsó material volcánico a gran distancia. Costa Rica tiene varios volcanes activos, pero el Poás sigue siendo uno de los más vigilados.
La restricción de visitas ha afectado económicamente a las comunidades cercanas, que dependen del turismo. Aunque las medidas de seguridad se han reforzado, aún se monitorea de cerca la actividad del volcán para decidir si es necesario tomar más precauciones.
