Del 1 de enero al 28 de julio, Costa Rica alcanzó los 502 homicidios tal y como lo confirma el Organismo de Investigación Judicial, OIJ. Los datos, equivalente a un promedio de 2,4 asesinatos por día, proyectan un cierre de año con al menos 880 a 900 crímenes, manteniendo niveles similares a los registrados en 2024 y ligeramente inferiores al récord histórico de 907 homicidios en 2023.

El subdirector del OIJ, Michael Soto, señaló que el 79 % de estos hechos violentos están relacionados con el uso de armas de fuego y el 74 % obedece a ajustes de cuentas o disputas territoriales entre grupos delictivos. San José y Limón son las provincias más afectadas por este fenómeno.

Soto explicó que muchos de los homicidios responden a vacíos de poder generados por detenciones o muertes de líderes criminales, lo que ha incentivado la aparición de nuevos grupos y liderazgos que intentan tomar control de territorios previamente dominados.

El OIJ ejecuta entre ocho y diez allanamientos diarios, principalmente relacionados con delitos de narcotráfico y enfrentamientos armados. Sin embargo, las autoridades admiten que la contención policial no es suficiente.

La violencia criminal se mantiene como una de las principales preocupaciones para la sociedad costarricense. Tanto el gobierno como los cuerpos judiciales coinciden en que la expansión del narcotráfico y la disponibilidad de armas han transformado profundamente el panorama de seguridad en el país.