China ha elevado su presupuesto de defensa un 7,2% por tercer año consecutivo, alcanzando los 245 mil 600 millones de dólares. Durante la Asamblea Nacional Popular, el primer ministro Li Qiang justificó la decisión asegurando que es necesaria para fortalecer la preparación militar y proteger la soberanía nacional.


La medida se da en un contexto de creciente fricción con Estados Unidos y sus aliados, especialmente en el mar de China Meridional y Taiwán, territorio que Pekín considera parte de su nación. A pesar de las propuestas de Donald Trump para reducir el gasto militar global, China ha optado por mantener su estrategia de modernización armamentista.


En el ámbito económico, Li reafirmó la meta de crecimiento del país en un 5%, aunque reconoció los desafíos que impone la guerra comercial con Estados Unidos. La imposición mutua de aranceles y las restricciones tecnológicas han intensificado la rivalidad entre ambas potencias.


China también apuesta por el desarrollo acelerado de la inteligencia artificial, con iniciativas como DeepSeek, que ha demostrado avances significativos a menor costo que sus competidores estadounidenses. Este sector se perfila como clave en la estrategia del país para consolidar su liderazgo tecnológico a nivel global.