Con los ojos puestos en la Luna, China lanzó este jueves la misión Shenzhou-20, enviando a una nueva tripulación de tres astronautas a su estación espacial Tiangong. El despegue tuvo lugar en el centro espacial de Jiuquan, en el noroeste del país, como parte del plan de largo aliento que impulsa el presidente Xi Jinping: convertir a China en una potencia espacial líder.

Durante seis meses, esta nueva misión será clave para continuar experimentos científicos que apuntan a una futura base lunar. Entre las novedades, los astronautas llevarán por primera vez a la órbita, unos curiosos gusanos acuáticos conocidos por regenerar su cuerpo. También realizarán caminatas espaciales, mantenimiento general y ensayos con escudos protectores contra basura espacial.

La estación Tiangong, que ha estado permanentemente habitada desde 2021, se ha convertido en el laboratorio orbital desde donde China pule cada detalle técnico para sus próximos grandes pasos: enviar humanos a la Luna antes de 2030 y establecer allí una base. Este relevo espacial, además, permitirá que los nuevos tripulantes convivan unos días con la tripulación saliente, que regresará a la Tierra el 29 de abril.

A diferencia de los primeros años de su carrera espacial, China hoy avanza con confianza, discreción y un ritmo sostenido que no busca competir abiertamente con otras potencias, sino establecer su propio camino en el cosmos. Como dijo Xi, es el sueño espacial de una nación que ya no mira al cielo como límite, sino como próximo destino.