El vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin, expresó su preocupación ante la reciente decisión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un arancel del 50% a los productos brasileños.
Según Alckmin, esta medida “podría encarecer el costo de vida” en el país estadounidense al afectar directamente los precios de los bienes importados desde Brasil.
En respuesta, el gobierno brasileño buscará abrir un canal de diálogo con la administración estadounidense para negociar los términos de los aranceles y evitar un deterioro mayor en las relaciones comerciales entre ambas naciones.
Afirman que la medida tomada por Trump se da como represalia a lo que califica como una «caza de brujas» por parte del sistema judicial brasileño contra el expresidente Jair Bolsonaro, quien enfrenta investigaciones por presunto intento de golpe de Estado, además de las resoluciones del Supremo Tribunal Federal de Brasil que, según Trump, afectan la libertad de expresión de plataformas tecnológicas estadounidenses.
Ante la situación, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, firmó un decreto para la creación de un comité interministerial encargado de analizar las consecuencias de esta nueva crisis comercial y definir los pasos a seguir.
Además, una ley aprobada en abril pasado, cuando Trump anunció un arancel inicial del 10%, permite al Ejecutivo brasileño aplicar medidas de represalia de forma proporcional.
Estados Unidos es el tercer socio comercial más importante de Brasil, solo detrás de China y la Unión Europea.