La cifra de víctimas por el fuerte terremoto que sacudió el este de Afganistán la medianoche del domingo aumentó este martes a más de 1,400 personas fallecidas y al menos 3.000 heridas, según un balance preliminar del gobierno talibán.

El sismo, de magnitud 6.00, golpeó con fuerza las provincias montañosas de Nangarhar, Kunar y Laghman, ubicadas en la frontera con Pakistán, y fue seguido por al menos cinco réplicas.

Los equipos de rescate continuaban este martes la búsqueda de sobrevivientes entre los escombros, mientras algunas comunidades siguen aisladas por los derrumbes en las carreteras.

La Organización Internacional para las Migraciones advirtió que varias aldeas permanecen inaccesibles, dificultando la entrega de ayuda humanitaria.

La magnitud del desastre se ve agravada por las condiciones geográficas de la región y la fragilidad de las construcciones, muchas viviendas están hechas de adobe, un material altamente vulnerable ante este tipo de fenómenos.

El epicentro fue localizado a 27 kilómetros de Jalalabad, capital de Nangarhar, a tan solo ocho kilómetros de profundidad. Al tratarse de un sismo relativamente superficial, el impacto en las comunidades cercanas fue aún más severo.

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, informó que el organismo ha destinado cinco millones de dólares del Fondo Central de Respuesta a Emergencias para atender la situación