El Salvador enfrenta una crisis sanitaria en su sector ganadero tras la detección del gusano barrenador del ganado, GBG, una plaga erradicada en el país desde 1995. Ante esta amenaza, el gobierno ha decretado una emergencia zoosanitaria para contener la propagación del parásito, que también representa un riesgo para la salud humana.
Como parte de las medidas de control, el Ministerio de Agricultura y Ganadería ha intensificado la vigilancia epidemiológica, ha delimitado zonas de contención y ha reforzado las inspecciones en las fronteras. La entrada de animales al país ahora requiere un Certificado Veterinario Internacional que garantice su buen estado de salud. Además, se han activado campañas de información dirigidas a los ganaderos para facilitar la detección temprana de casos.
El impacto económico es una de las principales preocupaciones del sector pecuario. La producción de leche y carne se ha visto afectada, confirma Adán Romero Fuentes, un ganadero del departamento de Morazán, quien ya ha implementado medidas de prevención en sus corrales tras registrar infecciones en su ganado.
SONIDO 1 Adán Romero Fuentes, ganadero de Morazán.Romero destaca que el problema se puede agudizar al entrar el invierno, ya que incrementa la posibilidad de infecciones, aún más cuando enfrentan dificultades para acceder a productos veterinarios que ayuden a combatir la plaga.
Hasta el momento, en El Salvador no se han reportado casos en humanos, aunque en Honduras ya se han confirmado dos infecciones, lo que aumenta la preocupación en la región. Las autoridades salvadoreñas han enfatizado la importancia de la coordinación con organismos internacionales para evitar un brote de mayor magnitud.