Desde hace semanas, Pakistán se ha visto afectada por las intensas lluvias del monzón que comenzaron a finales de junio y que ya han provocado la muerte de al menos 234 personas,la mayoría de las víctimas se registraron en zonas del norte del país, donde los aguaceros han provocado deslizamientos de tierra, colapsos de viviendas precarias e inundaciones súbitas.
La situación sigue siendo crítica. Las autoridades emitieron nuevas alertas por riesgo de inundaciones y derrumbes, y recomendaron evitar las zonas montañosas ante la amenaza de fenómenos repentinos.
Durante los últimos días, al menos 250 personas fueron rescatadas tras quedar atrapadas en una carretera del Karakórum, una zona turística del norte del país. Además, se han reportado daños en campos agrícolas y redes eléctricas.
Además de las víctimas humanas, las lluvias han afectado terrenos agrícolas, instalaciones eléctricas y comunidades enteras. Y aunque el monzón es habitual en esta época, su fuerza extrema vuelve a poner sobre la mesa la vulnerabilidad de Pakistán frente al cambio climático.
Las autoridades han pedido a la población mantenerse informada y extremar precauciones.