Las autoridades sanitarias del condado de Coconino, en Arizona, confirmaron la muerte de un residente a causa de peste neumónica, una forma poco frecuente y potencialmente mortal de la enfermedad conocida históricamente como peste negra. La víctima es la primera registrada en esa región desde 2007, lo que subraya que la bacteria Yersinia pestis sigue presente en los ecosistemas naturales del oeste de Estados Unidos.
Aunque la peste se asocia con las devastadoras pandemias medievales que arrasaron Europa, cada año se notifican en promedio siete casos humanos en EE. UU., principalmente en estados como Arizona, Nuevo México, Colorado y California. La peste neumónica, que afecta los pulmones y puede transmitirse entre personas por vía aérea, es la forma menos común en América del Norte, donde la mayoría de las infecciones son bubónicas y se transmiten por la picadura de pulgas infectadas.
“Es alarmante por su rareza y letalidad, pero no debe generar pánico desproporcionado”, señaló David Wagner, experto en patógenos de la Universidad del Norte de Arizona. Las autoridades locales aseguraron que el riesgo para la población general sigue siendo bajo, gracias a la detección temprana y la disponibilidad de antibióticos para tratar la infección. Aun así, recordaron la importancia de medidas básicas como evitar el contacto con animales muertos y controlar las pulgas en mascotas.
La peste, según explican los especialistas, persiste en roedores silvestres y sus parásitos, que actúan como reservorios naturales de la bacteria. El contagio humano ocurre cuando las pulgas infectadas no encuentran roedores y muerden a personas, o cuando éstas manipulan animales portadores sin la protección adecuada. En el caso de la peste neumónica, la transmisión entre humanos también es posible a través de las gotas respiratorias, lo que la hace especialmente peligrosa si no se aísla y trata rápidamente al enfermo.